Primer libro impreso español

No podía ser nadie más que ella. La que protagonizase un acontecimiento de semejante envergadura cultural. La primera que hiciese cuanto estaba en su mano, antes que cualquier otra institución, para posibilitar el acceso de todos a los diferentes saberes. Como ha sucedido siempre. La que trajese la imprenta a España: la Iglesia.

Fue en Segovia. De mano del obispo Juan Arias Dávila. Corría el año 1472. El prelado hizo venir a su diócesis a Juan Párix de Heidelberg. Y en ella instaló su taller. Allí se imprimió el primer libro sobre suelo hispano: la Sinodal de Aguilafuente, con las disposiciones emanadas del sínodo celebrado en esa localidad segoviana. Y había de ser también ella, la Iglesia, la que conservase un ejemplar, el único que existe en el mundo.

El incunable está en la catedral de Segovia. Solo que ahora podrá verse, hasta el 23 de julio, en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, en la exposición que lleva por título “Incunabula: 550 años de la imprenta en España”.

Se mostrará también el incunable más antiguo de la Biblioteca Nacional. Obra naturalmente de un eclesiástico: el dominico genovés Giovanni Balbi. En latín, Johannes Balbus. Se trata del “Catholicon, seu Vocabularius universalis et prosodia vel grammatica”. Es de 1460. Debió de imprimirlo el propio Johannes Gutenberg, en Maguncia.

Procede de la catedral de Ávila. Se insiste mucho en la naturaleza profana de la obra. Pero son ganas de secularizarla. Versa sobre prosodia, ortografía, sintaxis, retórica y etimologías de las palabras. Al escribirla, Balbi pretendía poner, por medio de ella, al alcance de sus lectores, deseosos de frecuentar la Biblia y los textos de los Santos Padres de la Iglesia, el instrumental que les facilitase la comprensión de las fuentes de la divina Revelación.

En la Biblioteca Nacional de España podrá verse también un libro xilográfico: “Biblia pauperum”. La Biblia de los pobres. Así se llamaba. Para que todo el mundo llegase a tener conocimiento de los principales acontecimientos referidos en la Sagrada Escritura. La “Biblia pauperum” fue el primer libro xilográfico europeo y la que se muestra en la exposición es de 1440-1450.

También estará allí el primer incunable español con grabados: “Fasciculus temporum”. De 1480. Salió de unas prensas sevillanas. Es de otro eclesiástico: el cartujo Werner Rolewinck. En latín, Wernerius. Natural de Westfalia. Con representaciones del Arca de Noé, de la Torre de Babel y de algunas ciudades antiguas, es una historia universal abreviada que tuvo gran difusión en Alemania.

Y aunque se expondrán una veintena de incunables, hay que mencionar expresamente el primer libro con anotaciones musicales: “Lux bella seu Artis cantus”. El título es precioso. De 1492. Impreso en Sevilla. Su autor fue el cacereño Domingo Marcos Durán, natural de Garrovillas de Alconétar y primer tratadista español de Musicología. La temática va también de Religión, ya que la obra versa sobre el gregoriano. 

En fin, que hay que ir a ver estas joyas bibliográficas y, de paso, darles las gracias a las autoridades de la Biblioteca Nacional de España, inigualable santuario de la Letras en nuestro país, por hacer visible con tan alto grado de excelencia, en esta exposición que se inaugura con las celebraciones del Día del Libro, la histórica relación existente entre la Iglesia católica y la cultura.

Jorge Juan Fernández Sangrador

La Nueva España, domingo 24 de abril de 2022, p. 41

La Pasión en los Museos Vaticanos

En el Museo Diocesano «Carlo Maria Martini» de Milán se exponen actualmente cuarenta obras de artistas del siglo XX sobre la Pasión de Cristo. Están en los Museos Vaticanos y proceden en su mayor parte de la colección de Arte contemporáneo de la que el Papa Pablo VI fue principal promotor.

Boceto de «La resurrezione», de Pericle Fazzini

«Il bacio di Giuda», de Giuseppe Montanari

«Flagellazione», de Salvatore Fiume

«Crocifisso», de Giacomo Manzù

Véase:

Patrona de Asturias

Desde el 7 de marzo de 1964, la Virgen de Covadonga es oficialmente Patrona de Asturias, tal como aparece en el documento de la Sagrada Congregación de Ritos firmado por el cardenal Larraona, prefecto del dicasterio vaticano, en esa misma fecha. Y dice así, según la traducción del Boletín del Arzobispado de Oviedo:

«La Santísima Virgen de Covadonga declarada oficialmente Patrona de Asturias

La Santísima Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de COVADONGA, es reconocida por todos, desde tiempo inmemorial, como celestial Patrona de la región de Asturias (España); sin embargo no existe ningún documento de declaración y confirmación de este patronato. Por la cual el Excmo. y Rvdmo. señor don Segundo García de Sierra y Méndez, Arzobispo de Parium y Coadjutor de Oviedo con derecho a sucesión, suplicó al Santo Padre Pablo VI que, con su suprema Autoridad, se dignara benignamente declarar y confirmar a la Santísima Virgen María, bajo el título de COVADONGA, celestial Patrona de toda la región de Asturias. Y la Sagrada Congregación de Ritos, en virtud de las facultades a ella conferidas por el mismo Santo Padre, declaró, constituyó y confirmó celestial Patrona ante Dios de toda la región de Asturias, en España, a la Bienaventurada Virgen María de COVADONGA, con todos los derechos y privilegios que que competen, según las rúbricas. Sin que obste cosa alguna en contrario. – Día 7 de marzo de 1964.- Arcadio María Card. Larraona, Prefecto de la S.C. de Ritos – Enrique Dante, Arzobispo de Carpos, Secretario de la S.C. de R.»

En el Boletín del Arzobispado de Oviedo, 1964, p. 329.

Asturias en la Real Academia Española

En la Biblioteca del Seminario Metropolitano de Oviedo se exponen, con motivo de la fiesta del Libro, algunas obras que se encuentran entre sus fondos bibliográficos. Fueron escritas por asturianos que, elegidos entre 1763 y 1928, tuvieron sillón en la Real Academia Español. La presentación de la muestra en este vídeo va acompañada del delicioso poema sinfónico «Paisaje asturiano», de Manuel del Fresno (Oviedo, 1900-1936):

Felicitación pascual

Un amigo me felicita la Pascua con estas líneas del Evangelio según san Marcos y del Libro 2º de Samuel. Las recojo aquí, para, haciendo uso de ellas, desearles, a cuantos pasen por este paraje del blog, acaso desviándose de su camino habitual, un santo, luminoso y gozoso tiempo pascual. Y les recuerdo que las del fragmento veterotestamentario, en el tercer párrafo, son las últimas palabras del rey David.

Apasionados

Es costumbre que, en los días de la Semana Santa, las cadenas de televisión repongan películas ya muchas veces vistas sobre la vida de Jesús o de algunas figuras de la Biblia, del cristianismo primitivo o del santoral de la Iglesia.

La Semana Santa es, en efecto, un período de tiempo propicio para las evocaciones de historias particulares que o bien han fungido de preparación o bien han secundado la que ha sido denominada «la historia más grande jamás contada»: la de Jesús de Nazaret, que nació en Belén, vivió en Nazaret, predicó en las ciudades que se hallaban, en el siglo I, no lejos de Cafarnaún, y murió, resucitó y subió al cielo en Jerusalén.

La riquísima imaginería artística creada en los países tradicionalmente católicos para visibilizar lo acontecido en torno al nacimiento y a la muerte de Cristo constituyen la más elocuente expresión de la naturaleza esencialmente histórica del cristianismo.

Y las multitudinarias manifestaciones de piedad que, en estos días, han colmado las calles de las ciudades y pueblos de España en conmemoración de la cena última, la oración en el huerto, el apresamiento, la cárcel, el juicio, la sentencia condenatoria, el vía crucis y la crucifixión de Jesús, muestran hasta qué niveles de profundidad humana logra penetrar, año tras año, esta sucesión de acontecimientos que los evangelios refieren sucintamente.

No existe, en la historia, un proceso judicial equiparable al del Nazareno. Y eso que los ha habido importantes. Fue asombrosamente rápido y breve. E inolvidable. Hasta el punto de que el primer anuncio cristiano comenzaba, como se lee en una de las cartas del apóstol san Pablo, con estas palabras: Cristo murió por nuestros pecados.

No porque fuese la consecuencia de una vida que, por la coherencia de sus convicciones éticas, concluyó en un fatídico final, sino para se cumpliese lo que predecían las Escrituras. «Nadie me quita la vida, sino que yo la entrego libremente», les explicaba Jesús a los apóstoles. Todo estaba previsto en los designios de Dios.

Pero el relato era demasiado escueto y los que lo escuchaban querían saber más. Y así nacieron los evangelios. Martin Kähler, un estudioso, en el siglo XIX y principios del XX, de la Biblia, sostenía que un evangelio es un relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo precedido de una amplia introducción, tejida con los hechos y dichos más relevantes de su vida.

Así que, en la forma actual de los evangelios, lo más antiguo en cuanto a la preeminencia teológica y disposición literaria de los evangelios es aquello que se encuentra al final: la pasión, la muerte, la colocación en el sepulcro, la resurrección y las apariciones a los discípulos.

Ahora bien, si, en los primeros días del cristianismo, el núcleo del anuncio consistía en hacer saber primeramente a los oyentes que Cristo había padecido, muerto y sido sepultado para redimirlos de sus pecados, venía a continuación la referencia al testimonio de aquellos a quienes se les había aparecido resucitado, infundiéndoles valor, fuerza, alegría y esperanza.

Y la certeza de que, por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, emprender una nueva vida, libre de las ataduras del pasado, reiniciada desde el ya lejano punto cero, no es algo imposible. Una vida absolutamente nueva. Aunque la que se hubiese llevado anteriormente fuera del estilo más abyecto que quepa imaginar. Y quien haya experimentado este tránsito pascual en su propia existencia personal no podrá contenerse sin salir a la calle, en la Semana Santa y siempre, para pregonarlo ante todo el mundo con pasión.

Jorge Juan Fernández Sangrador

La Nueva España, domingo 17 de abril de 2022, p. 21

Procesión en Sevilla

Procesión en Cuenca

Lo que no está en el Diccionario de la Lengua Española

He aquí algunos vocablos y locuciones que o no están en el actual Diccionario de la Lengua Española o, si están, no figura, en la respectiva entrada, la acepción que aparece indicada en los registros que enuncio a continuación y que he intentado definir con concisión.

Algunos se encuentran en el Diccionario Histórico de la Lengua Española y creo que deben ser rescatados porque aún son de uso corriente.

Como podrá apreciarse pertenecen a los campos de la Biblia y su contexto y del catolicismo.

Iré incorporando poco a poco las términos, giros y expresiones que reposan en mis archivos y que he ido recogiendo cuidadosamente impelido por la afectuosa amistad con la que siempre me he sentido unido a todas y cada una de las palabras de la lengua que me enorgullezco de hablar y que mis antepasados me han legado como el más preciado de los tesoros después del credo de la Iglesia católica.

Ad nutum episcopi: De «nuere»: Asentir con la cabeza. Fórmula canónica en los nombramientos eclesiásticos por medio de la cual se manifiesta que es por designación del obispo y de duración temporal indefinida. También Ad beneplacitum nostrum («Según nuestro beneplácito»).

Adórote te devote: Himno eucarístico («Te adoro con devoción»).

Aleluyático: Salmo o texto litúrgico con la voz “aleluya”.

Anámnesis: Memoria litúrgica.

Anicónico: Culto sin imágenes a la divinidad.

Armarium: Nicho en los claustros de los monasterios para guardar libros. También armariolum.

Armonía: Dícese de la fusión de los cuatro evangelios canónicos en uno.

Astete: Catecismo de la doctrina católica.

Auténtica: Documento emitido por la autoridad eclesiástica en el que se certifica la autenticidad de una reliquia.

Bojarte: Tabla con las Misas, los turnos para celebrarlas y las intenciones por las que se aplican entre los cartujos.

Cafarnaún: Caos. En «El cuaderno gris» de Josep Pla: «Un auténtico cafarnaún judicial».

Clériman: Camisa con alzacuello que visten los clérigos.

Calajera: Cajonera de sacristía.

Compasión: Ante el sufrimiento, movimiento para procurar aliviarlo.

Conopeo: Sombrilla semiabierta, con cenefas alternas doradas y rojas, que se coloca en el presbiterio de las iglesias distinguidas con el título de basílicas. También umbráculo.

Consecratorio/a: Úsase en vez de consagratorio/a.

Dantis: El que da un estipendio para que se aplique la Misa por su intención particular.

Deuterocanónico/a: Libro canónico de la Biblia cristiana que está en la Biblia en lengua griega (versión de «Setenta») y no en la Biblia en lengua hebrea.

Deuteronómico: Del libro del Deuteronomio.

Deuteronomista: Autor o escuela que, bajo influjo del libro bíblico del Deuteronomio, dio origen a los de Josué, Jueces, Samuel y Reyes.

Escriturista: Especialista en las escrituras sagradas del judaísmo y del cristianismo. Véase biblista.

Epí­clesis: Invocación del Espíritu Santo, con imposición de las manos sobre las ofrendas del pan y el vino, en la Misa, para que se transustancien en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Epojé: Suspensión. “Hacer epojé”: Suspender el juicio acerca de alguna materia.

Esponsal: Relativo a los esposos, en especial al amor entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio. En la teología cristiana, se entiende que ese amor es imagen del amor que Dios tiene al Pueblo de Israel y a la Iglesia, así como del amor que ofrece al  creyente en Jesucristo.

Et incarnatus est: Artículo del credo en el que, para que se aprecie su relevancia, hay que inclinar la cabeza o, en algunas solemnidades, arrodillarse cuando se recita en la Misa. “Y se encarnó”.

Excusadora: Imagen que se saca en procesión en lugar de la original, para que esta no sufra daños.

Ferraiolo: Capa con cintas que se anudan al cuello y que visten los clérigos cuando se requieren, para asistir a actos de relevancia, algunas formalidades en el atuendo.

Férula: Bastón pastoral del Papa, rematado por una cruz. El que portan los últimos pontífices, desde san Pablo VI, ha sido diseñado por Lello Scorzelli.

Folias: En plural. Apuntes del profesor fotocopiados para uso de los alumnos.

Guematría: Técnica de interpretación judía de las escrituras sagradas basada en correspondencias numéricas.

Guenizá: Cámara de la sinagoga donde se depositan los manuscritos ya inservibles para el uso litúrgico, con el fin de enterrarlos después de cierto tiempo en tierra sagrada, preservándolos mientras tanto de toda profanación o corrupción.

Halaká: Interpretación judía de la Biblia cuyo fin es deducir de ella normas éticas y jurídicas.

In Coena Dómini: Dícese de la Misa del Jueves Santo, en la que se conmemora la Última Cena del Señor. Suele pronunciarse “In cena”.

In verbo sacerdotis: Fórmula que emplean los sacerdotes para declarar la veracidad de lo que, con recta conciencia, afirman.

Intertestamentario/a: Se dice del período histórico que va del siglo II a.C. al siglo II d.C. en el judaísmo y que produjo un tipo especial de literatura que no ha sido declarada canónica.

Juánico: Del Evangelio según san Juan. También joánico y joanneo.

Jueves Santo: Día en el que se conmemora la Última Cena de Jesucristo con los apóstoles. Uno de los tres jueves que relucen más que el sol, según el dicho popular español (anteriormente también la Ascensión y el Corpus Christi).

Kénosis: Vaciamiento. Dícese de la encarnación de Jesucristo.

Lipsanoteca: Caja o cofre para guardar reliquias; Lugar en donde se guarda y conserva una colección de reliquias.

Lucano: Del Evangelio según san Lucas.

Lucernario: Rito solemne de encendido de las velas en un oficio vespertino de oración.

Luna de Pascua: Primera luna llena después del equinoccio de primavera y por la que se determina en qué día ha de celebrarse la Pascua.

Marcano: Del Evangelio según san Marcos.

Mateano: De Evangelio según san Mateo.

Menorá: Candelabro de siete brazos en el templo de Jerusalén.

Misná: Es el compendio de la ley oral judía y de las tradiciones no recogidas en la Biblia.

Misnaico: Que está en la Misná. También mísnico.

Monición: Breve introducción explicativa a algunas partes de la Misa o de los ritos sacramentales (véase exordio).

Nisán: En el calendario hebreo, mes en el que se celebra la Pascua.

Opus Dei: Oficio divino en la Regla de San Benito.

Óstracon: En plural, óstraca. Se llaman así los fragmentos de un vaso de arcilla empleado como material de escritura. De aquí proviene ostracismo.

Partícula: Pequeña oblea consagrada  que reciben los fieles en la comunión.

Per ipsum: Doxología final de las plegarias eucarísticas (“Por Él, con Él y en Él”).

Picar la antífona: Iniciar alguien, para que luego lo sigan todos, el breve pasaje que se canta o reza, antes y después de cada salmo o cántico en el Oficio divino.

Praenotanda: Rúbricas al comienzo de los libros litúrgicos. También prenotandos.

Preguntona (La): En el texto nacional del Catecismo de la Doctrina Cristiana, la de cómo se realizó el misterio de la Encarnación, por ser la respuesta más extensa de todas: «La Encarnación del Hijo de Dios se realizó formando el Espíritu Santo de las purísimas entrañas de la Virgen María un cuerpo perfectísimo y creando un alma nobilísima que unió a aquel cuerpo; en el mismo instante a este cuerpo y alma se unió el Hijo de Dios; y de esta suerte el que antes era sólo Dios, sin dejar de serlo, quedó hecho hombre».

Protocanónico/a: Libro canónico de la Biblia cristiana que está en la Biblia en lengua hebrea y no en la Biblia en lengua griega (versión de «Setenta»).

Puntero: Vara que emplean los maestros de ceremonias para indicar el texto que se ha de leer. Entre los hebreos, yad.

Ramo: Estructura de madera engalanada, con forma de cono truncado, que se utiliza para transportar procesionalmente los panes que se ofrendan en las fiestas religiosas.

Ramera: Ternera que se ofrece, para cumplir un voto religioso, al santo patrono, en el día de su fiesta, para que se subaste y, con el dinero recabado, contribuir a la financiación de los gastos eclesiásticos del culto y de la capilla; Mujer que adorna el ramo.

Ripalda: Catecismo de la doctrina católica.

Rorate: Himno de Adviento y Misa que se celebra en este tiempo litúrgico antes de la salida del sol. “Destilad rocío”. Véase Isaías 45,8.

Sábado de Gloria: Sábado Santo.

Sábado Santo: Día en el que se conmemora que Jesucristo crucificado murió verdaderamente, estuvo en un sepulcro y descendió a los infiernos antes de su gloriosa resurrección.

Sálmico: De los salmos.

Secreta: Cada una de las oraciones que dice con voz inaudible el sacerdote durante la Misa.

Señor mío Jesucristo: Oración cristiana de pesar por los pecados: «Señor mío, Jesucristo».

Setenta: Edición en lengua griega del Antiguo Testamento.

Semá: “Escucha, (Israel)”. Primera de las palabras de Moisés, en Deuteronomio 6,4-9, sobre el amor al único Dios.

Signáculo: Ornamento con forma de piña en la línea cumbrera del tejado de una iglesia.

Síndone: Sábana con la que fue envuelto, para ser colocado en un sepulcro. el cuerpo de Cristo al bajarlo de la cruz.

Submissa voce: Dícese de la voz del sacerdote que concelebra la Misa en el momento de decir las palabras de la consagración (“En voz baja”).

Sume el Sánguis: Invitación a beber del cáliz durante la Misa. Por lo general para proceder a las purificaciones finales de los vasos sagrados. Pronúnciese «Sángüis».

Targum: Traducción de los textos hebreos de la Biblia al arameo.

Tabor: Plataforma, realizada por orfebres, sobre la que se coloca la custodia durante la exposición del Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles.

Tacto péctore: Hacer un juramento llevándose la mano al pecho.

Talit: Manto con el que se cubren los judíos para la oración y el estudio de los textos sagrados y otros de su veneración.

Te ígitur: Primeras palabras de la Plegaria eucarística I o Canon romano: “A ti pues”. Página ennegrecida por el tacto diario con los dedos. De aquí la expresión “Más sobado que el Te ígitur”.

Tetragrama: Denominación del nombre propio de Dios en hebreo, que consta de cuatro letras (Y H W H). Se pronuncia Yavé.

Tintinábuli: Campanillas.

Tintinábulo: Pequeño campanario transportable que se lleva en las procesiones.

Tota pulchra: Dicho de la Virgen María: Hermosa sin defecto. Pronúnciese “pulcra”.

Umbrela: Especie de sombrilla con la que se acompaña al Santísimo Sacramento, llevado por un ministro, en trayectos cortos.

Vade retro: “Vuelve por donde has venido”. Conminación al diablo para que se aleje.

Valedictio: Última recomendación a Dios y despedida de un difunto en la conclusión de las exequias.

Veni Creator: Himno en el que se invoca al Espíritu Santo.

Veni Sancte Spiritus: Oración para invocar al Espíritu Santo. Se reza antes de las sesiones de Pleno de la Real Academia Española.

Viernes Santo: Día en el que se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesucristo.

Por Jorge Juan Fernández Sangrador

Vicario General de Oviedo

Miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua

(Entrada abierta el 10 de abril de 2022 y actualizada el 18 de mayo de 2022)

Dante según Mandelstam

Uno no puede considerarse plenamente escritor hasta que no haya vertido sobre un papel los destellos que las reverberaciones de las sucesivas lecturas de la obra de Dante han encendido en su interior.

Y no podrá decir que se ha adentrado como es debido en la obra del Sumo Poeta hasta que no se las haya tenido que ver con el tratadillo de Ósip Mandelstam: “Coloquio sobre Dante”, del que Selma Ancira ha hecho la traducción para la editorial “El Acantilado”.

Con esa intención, para que me introduzca en el universo dantesco, guiado por Madelstam, una persona amiga, de Italia, me ha regalado la edición que Serena Vitale, con el título “Conversazione su Dante”, ha preparado para el refinado sello editorial milanés “Adelphi”. Es reciente, del pasado 2021.

Ósip Mandelstam nació, en 1891, en Varsovia, y falleció, en 1938, en un campo al que fue deportado por las autoridades soviéticas, cerca de Vladivostok. Comenzó a estudiar italiano en 1932, leyendo la “Divina Comedia”, que ya conocía, y de la que había quedado prendado, a través de las versiones, generalmente alemanas, que había manejado. La llevaba siempre consigo. También en los diversos lugares en los que estuvo preso.

En abril de 1933, Ósip y Nadezda, su esposa, viajaron a Crimea. En la maleta llevaban, junto a ropa ya muy usada, un kilo de pan y el “Dante de Oxford”, la revisión que Edward Moore había realizado de todas las obras del autor florentino y publicado en la universidad oxoniense.

Eran tiempos de gran carestía, pero los Mandelstam encontraron alojamiento en la “Casa de los Poetas” de Koktebek, a orillas del mar Negro, en donde, además de ofrecerles una comida al día, se les permitía hacer uso de la bien surtida biblioteca de la Casa.

En los paseos por la playa, Ósip recogía calcedonias, cornalinas, yesos cristalinos, espatos y cuarzos, a los que observaba y con los que establecía un diálogo. Y de esos coloquios que mantenía con los minerales resultaron sus reflexiones acerca de la naturaleza cristalográfica de la “Divina Comedia”. 

Hasta que un día, de repente, le sobrevino la imperiosa necesidad de dictárselos a Nadezda. Y así fueron quedando registradas aquellas conversaciones en un libro, que Mandelstam no logró ver impreso, pues los editores lo rechazaban una y otra vez. Tuvieron que transcurrir décadas para que saliera a la luz. Fue en los Estados Unidos.

Las “Conversaciones” de Mandelstam no son solo un ensayo, denso, sobre Dante Alighieri, sino también sobre el discurso y el pensamiento poético, desde el cual enjuicia la obra del autor florentino, al que define como «estratega de las transformaciones y de los entrecruzamientos».

En la poesía de Dante, asevera Mandelstam, se dan todas las formas que conoce la ciencia contemporánea: «La unidad de luz, sonido y materia compone su naturaleza interna. Leer a Dante es una fatiga que no acaba: cuanto más se avanza, la meta se aleja aún más». Y se necesitan para ello, dice él, unas buenas botas suizas, con clavos, de las que no se gastan.

Caminar, detenerse, inspirar, expirar, escalar. Así es como se progresa hacia la inalcanzable meta de la plena comprensión de la “Divina Comedia”. Y es preciso ser, además, cristalógrafo, para poder admirar las complejas interrelaciones de la materia poética, sus reflejos, sus ángulos, su textura y su morfología; y director de orquesta, para saber interpretar los sonidos, los acentos, los timbres, las modulaciones de la inmensa partitura que es la “Comedia”, a la que Giovanni Boccacio calificó de “divina».

«Si las salas del Ermitage de pronto enloquecieran, si los cuadros de todas las escuelas y de todos los maestros de pronto se soltaran de sus clavos, entraran unos en otros, se mezclaran y llenaran el aire de las habitaciones con un bramido futurista y una desenfrenada agitación colorida, tendríamos algo parecido a la “Commedia” de Dante», dice Mandelstam cuando ya está a punto de concluir la obra. Mas antes de ponerle fin, nos advierte:

«Cuando se habla de Dante es más correcto tener en cuenta la formación de los impulsos que los de las formas: impulsos textiles, de vela, escolares, meteorológicos, de ingeniería, municipales, artesanos-menesterales y otros, cuya lista se puede continuar hasta el infinito». Porque así es, en efecto, de humana, además de divina, la “Comedia” de Dante Alighieri.

Jorge Juan Fernández Sangrador

La Nueva España, domingo 9 de abril de 2022, pp. 22-23

Ósip y Nadezda

Domingo de Ramos

En la pétrea fealdad de la gárgola ha renacido la vida. Hasta el monstruo se ciñe con un penacho de florecillas primaverales y amarillas (crepis vesicaria) para recibir a Jesús, el Nazareno, que, a lomos de un pollino, entra en Jerusalén.

Y con su boca enorme lo aclama, uniéndose, así, a aquellos que, desde la iglesia de San Tirso el Real a la Catedral de San Salvador, portando palmas de Elche y ramos de laurel con romero, procesionan y cantan: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!».

¡Santa y feliz Pascua de Resurrección!

Jorge Juan Fernández Sangrador

«Se alegrará vuestro corazón y vuestros huesos florecerán como un prado» (Isaías 66,14)