El restaurante de la Royal Academy of Arts es español. De José Pizarro. La carta está en español, con productos españoles, atienden en español y tienen colgada una bandera española.
La ensaladilla rusa, riquísima.
Hay también tortilla española. Ésta, para la próxima visita.
¡Bien por la Royal Academy of Arts! ¡Si va de arte, no podía faltar la cocina española!
Vi infinidad de veces esta fotografía tan famosa. Es la biblioteca de una mansión londinense: Holland House. Una bomba la dejó en ese estado en 1940.
Y esos caballeros que aparecen en la foto … tan ingleses.
Paso todos los días, a primera hora de la mañana, por delante de lo que queda del edificio, que, en sus orígenes (1605), perteneció a uno de los hombres más ricos de Inglaterra: Sir Walter Cope.
Tuvo, después, otros propietarios, hasta que vino a parar a manos del 5º Earl of Ilchester en 1889.
A causa del incendio provocado por la bomba, quemó la mayor parte del edificio. Fue declarado de máximo interés cultural en 1949.
Hoy es propiedad de «The Royal Borough of Kensington and Chelsea».
En 2017/2018 restauraron lo que quedaba de la antigua mansión y remodelaron todo el entorno.
En una parte del inmueble hay un hotel o albergue para jóvenes.
Hoy es uno de los parques más conocidos de Londres, especialmente porque alrededor de ese parque, Holland Park, otrora jardines de la casa, vive gente famosa: actores, cantantes, deportistas …
Es el parque en el que jugaba Chesterton cuando era niño.
Era la hora vísperas del 29 d diciembre de 1170 cuando lo mataron a Thomas Becket (1118-1170) en la catedral de Canterbury.
Thomas Becket, arzobispo de Canterbury y primado de Inglaterra, nació, en 1118, en Londres. Era de familia de comerciantes. Tras haber concluido brillantemente sus estudios en Derecho, realizados en Londres y en París, se ganó enseguida la consideración del rey Enrique II, del que fue leal servidor durante varios años.
El rey lo designó arzobispo de Canterbury. Thomas no quería serlo, pero, una vez que aceptó el ministerio, cambió totalmente su vida, conduciéndose como un monje y sentando a los pobres a comer en su mesa.
Thomas defendió ardientemente la autonomía de la Iglesia frente a las injerencias del rey, que estaba profundamente disgustado e irritado con la línea de su pontificado. Para prevenir males mayores, Thomas se exilió en Francia.
Regresó a Canterbury en noviembre de 1170 y, tras un breve período de reconciliación con el rey Enrique II, Thomas persistió en su propósito de excomulgar a los enemigos de la Iglesia.
Fue asesinado en una de las dependencias de la catedral.
Desde el instante de su martirio, la figura de Thomas Becket fue venerada en toda la cristiandad.
Lo habían enterrado en la cripta de la catedral de Canterbury, pero, dada la devoción que el el clero y el pueblo le profesaban, trasladaron su cuerpo a un monumental sepulcro que le construyeron en la nave principal del templo.
Enrique VIII mandó demolerlo e hizo desaparecer los restos mortales del santo. Solo se conservan, dispersas, algunas mínimas partes del cuerpo y de la ropa.
En la catedral de Canterbury hay una vela permanentemente encendida en el lugar en el que se hallaba el sepulcro del santo hasta que Enrique VIII lo hiciese desaparecer.
Peregriné desde Oviedo, en coche, hasta su tumba en Mesnali (Noruega), a unos quince kilómetros de Lillehammer. Y estuve en su casa, en Bjerkebaek, en donde vivió con sus tres hijos desde 1919 hasta su muerte en 1949, y en donde escribió buena parte de su gran obra literaria. Por sus novelas, ubicadas en la Edad Media, le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura en 1928.
En 1924, el día de Todos Los Santos, cuando contaba 42 años de edad, fue recibida en la Iglesia Católica. Hizo el mes pasado cien años.
Es, pues, otra de las grandes figuras del catolicismo del siglo XX, a la que, en España, no se le ha prestado lamentablemente la atención que se merece.
Visité su casa y su tumba un día de la Virgen: el 15 de agosto de 2017.
Hay que tener clase para todo. Así es el carné de biblioteca de la Kensington Central Library (The Royal Borough of Kensington and Chelsea), en Londres:
Es costumbre en algunas iglesias de Gran Bretaña celebrar, en vísperas de la Navidad, «A Service of Nine Lessons and Carols». Son proclamadas nueve lecturas de la Biblia, comenzando por el Génesis y concluyendo con el prólogo del Evangelio de San Juan, y se van intercalando villancicos (carols).
La más renombrada celebración de esa anual lectura de las Sagradas Escrituras y del canto de villancicos tradicionales es la del Kings College de Cambridge: «A Nine Lessons and Carols». La retransmiten varios medios de comunicación. Puede seguirse por la BBC, Radio 4, el día 24 de diciembre, a las tres de la tarde (las 4 en España). Tiene una audiencia de cuatro millones de personas en todo el mundo.
En la iglesia parroquial de St Mary Abbots (de la Iglesia de Inglaterra), en High Street Kensington, tuvo lugar el pasado domingo ese acto, que no es litúrgico, pero que tampoco es un concierto. Hay oraciones, ornamentos, velas, recogimiento, piedad. Es un maravilla: cómo leen, cómo cantan, con qué dignidad y con buen gusto lo realizan.
¡Merry Christmas!
Estas son las fotos de St. Mary Abbot, en Kensington:
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Adjunto el enlace al servicio que ha tenido lugar esta misma noche, 23 de diciembre de 2024, en la Abadía de Westminster:
Admirable. En el extraordinario museo Victoria & Alberto de Londres hay dos réplicas imponentes de cuatro apóstoles del Apostolado de la Cámara Santa de Oviedo.
Están en una de las dos grandes salas (Cast Courts) en las que hay copias de algunas de las obras artísticas más importantes del mundo. Como, en el siglo XIX, no resultaba tan fácil emprender, como lo es hoy, un viaje largo fuera de las islas británicas, para que el público del Reino Unido pudiese ver, de alguna manera, las piezas más apreciadas por la crítica artística, se hicieron esas copias extraordinarias que merece la pena conocer cuando se está en Londres.
La réplica de la columna trajana de Roma es impresionante. Y más cosas. La del Pórtico de la Gloria, de 17 metros de ancho, es como para perder la respiración.
Cuando la mayor parte de la población asturiana, entre los siglos XIX y principios del XX, no había visto nunca, ni se interesaba por ellas, las figuras del Apostolado románico de la Cámara Santa, en Londres las apreciaban como obras dignas de ser contempladas. Por eso trataron de hacerse con las reproducciones en 1926. Sé de gente, hoy en Asturias, que jamás puso un pie en la Cámara Santa.
Hemos visto por la televisión la imponente Sala en la que el féretro de la Reina Isabel II fue colocado para que recibiese el último homenaje de todo un pueblo.
En esa misma Sala hay, en el suelo, una placa que recuerda que allí se reunió precisamente el tribunal que sentenció a muerte a santo Tomás Moro, Canciller de Inglaterra, el 1 de julio de 1535. Dice así:
“In this Hall Sir Thomas More, Lord Chancellor of England, Speaker of the House of Commons, author of Utopia, was condemned to death, 1 July 1535”.
Y en esa misma Sala, Benedicto XVI pronunció un importante y muy aplaudido discurso ante los miembros de las dos Cámaras del Parlamento Británico.
¿A alguien le pasa por la cabeza que, en el Congreso de los Diputados o en el Senado, en Madrid, hubiera una capilla y se celebrase Misa al menos una vez a la semana para que, en el descanso de las sesiones, los congresistas o senadores pudieran asistir a ella? Pues es en el Palacio de Westminster hay una capilla, Saint Mary Undercroft, abierta al culto.
Los miércoles, a las 18,00 horas, un sacerdote católico celebra Misa para que los Lores, los Comunes y el personal del Palacio puedan asistir a ella. He leído en un cartel a la entrada, porque ayer fue invitado a ir a Misa allí, que los martes a las 13,00 horas hay igualmente Misa.
Se trata de una antigua capilla, medieval, a la que el arquitecto Edward Barry (1830-1880), hijo de Charles Barry (1795-1860), autor de la reconstrucción del palacio tal como está en la actualidad, embelleció con abundancia de elementos decorativos.
Tampoco se puede imaginar uno que las sesiones del Congreso de los Diputados y del Senado comiencen con una oración. Pues en las del Parlamento británico, sí, se empieza rezando.
Esta tarde, 11 de diciembre de 2024, tuve el honor de asistir a una sesión de los Lores en el Parlamento británico, en el Palacio de Westminster. En ella se debatía una propuesta del actual gobierno: reducir el número de lores hereditarios que se sientan en la Cámara. Ha sido una tarde inolvidable.