Pedro y Juan corren al sepulcro de Jesús. Pocos han logrado expresar la vivencia interior de estos dos apóstoles a través de los ojos como el suizo Eugène Burnand (1850-1921) en su cuadro sobre la mañana de la resurrección de Cristo, que se conserva en el Museo parisino d´Orsay y se expone actualmente en la iglesia de San Marcelo en el Corso.
«En verdes praderas me hace recostar», dice el salmo 23, describiendo profética y simbólicamente la vida eterna. Así están el matrimonio Waller en la abadía de Bath. Mirándose en silencio. Como cuando cortejaban. Aunque algo atrevido se están diciendo mutuamente, porque la niña, pudorosa, se tapa los oídos.
Fue una de las primeras películas que vi en mi vida. Hoy conocí la casa -en realidad, una cabaña- de Lawrence de Arabia en Clouds Hill (Dorset), así como el lugar en el que sucedió el accidente que le costó la vida y su tumba en Moreton.
El punto de la carretera en el que tuvo lugar el accidente que le costó la vida
La residencia de la familia real en Edimburgo es el palacio de Holyrood. Sigue en uso, pero hay salas que el público puede visitar.
La capilla está completamente en ruinas. Adosada, pared con pared, al palacio. En ella se celebraron sesiones del parlamento, coronaciones, bodas reales … En 1768 cayó el techo y así quedó.
No será porque la familia real, Escocia y el Reino Unido no tengan dinero para reconstruirla, pero han sabido apreciar que las ruinas poseen también una misteriosa, sugerente y arrebatadora belleza.
En julio de 1829, Felix Mendelssohn visitó las ruinas de la capilla y quedó tan impresionado que puede decirse que en ese mismo instante nació en su alma la Sinfonía número 3, la Escocesa. Así describió su visita:
«En el profundo crepúsculo fuimos hoy al palacio donde vivió y amó la reina María… La capilla de abajo ahora está sin techo. La hierba y la hiedra crecen allí y en el altar destrozado, en donde María fue coronada reina de Escocia. Todo está en ruinas, deteriorado, y el cielo despejado se derrama. Creo que he encontrado allí el comienzo de mi sinfonía «escocesa»».
En 1824, Louis. Daguerre pintó un hermoso cuadro de las ruinas, que está en la Walker Art Gallery de Liverpool, dignas de visitar ambas, la galería y la ciudad.
En la iglesia de St Cuthbert, en Edimburgo, se casó, en septiembre de 1930, Agatha Christie. Era su segundo matrimonio. Esta vez con el afamado arqueólogo Max Mallowan, con el que viajó a Oriente y en donde escribió unas preciosas y muy celebradas novelas.
«Estoy muy contenta de haberme casado con un arqueólogo, porque, cuanto más vieja me hago, más le gusto a mi marido», dicen que dijo Agatha.
En el cementerio de esa iglesia está enterrado Thomas De Quincey (1875-1859), autor, de entre otras obras, Del asesinato considerado como una de las bellas artes, en el que figura esta famosa observación, traducida del inglés con cierta libertad:
«Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente. Una vez que empieza uno a deslizarse cuesta abajo ya no sabe dónde podrá detenerse. La ruina de muchos comenzó con un pequeño asesinato al que no dieron importancia en su momento.»
La ciudad merece una visita. Y, en la ciudad, la catedral católica. Moderna. La pensaron como un faro de luz para la ciudad y para el mundo. Llena de símbolos muy elocuentes y de detalles muy pensados y significativos. Una gran escalinata conduce al santuario, en la que un joven, de rodillas, ora en profundo recogimiento. ¿Cómo que no existe fe cristiana en la juventud?
Capilla del Santísimo
Baptisterio
Capilla de los Santos Óleos
Ambón de la Palabra De Dios
Catedral muy moderna, sí, pero los niños de la Schola Cantorum con gola