El pasado 9 de mayo, con motivo de la celebración de su primera Misa como Romano Pontífice, el Papa León XIV empleó un hermoso cáliz realizado por el sacerdote asturiano Félix Granda Buylla.
La obra de este orfebre lenense, de reconocido prestigio en todo el mundo por su inspirada intuición estética y la destreza de sus manos, constituye una singular muestra de la importante labor desarrollada por la Iglesia en el ámbito de las artes, siendo ella, hasta el presente, la más creativa, y esto ya desde sus comienzos en la primera mitad del siglo I de nuestra era, de cuantas instituciones han existido y existen sobre la faz de la tierra.
La Iglesia, que es, por su bimilenaria historia, experta en humanidad, es, así mismo, la Casa de la Belleza, porque ella es, ante todo, morada de Dios, fuente de toda Hermosura, y también, después, porque la luminosidad que irradia de la palabra de Cristo contenida en los Evangelios y de la fe en Él y en su obra redentora ha guiado el alma y el quehacer humanos en su anhelo por manifestar al mundo el gozo de la salvación cristiana, cosa que han logrado expresar con singular virtuosismo, y de tantas maneras, aquellas personas que se han visto adornadas con el don de la genialidad artística.
Los museos diocesanos recogen sólo una mínima parte, como debe ser, de los bienes artísticos de la Iglesia, cuyo espacio natural es el de los templos parroquiales, monasterios y comunidades cristianas. Dice el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año, el coreano, afincado en Alemania, Byung Chul Han que los museos, al exponer las obras que custodian, las desnaturalizan en conformidad con los parámetros culturales actuales de pulsión por exhibir todo cuanto exista o se mueva, incluida la vida personal de cada individuo.
Este de la Iglesia se suma a los más de treinta y siete mil museos que, en casi ciento sesenta países, celebran el Día Internacional de los Museos. El lema de este año es “El futuro de los museos en comunidades en constante cambio”, con el que se nos invita a reimaginar el papel de los museos como conectores esenciales, innovadores y guardianes de la identidad cultural. De acuerdo con la vigesimoséptima Conferencia General del Consejo Internacional de Museos, que tuvo lugar en Dubái, los museos, además de salvaguardar el patrimonio, han de aprovechar la energía de la juventud y adaptarse a la novedad de los imparables avances tecnológicos.
En esta misma línea, los organizadores de la Exposición Universal de Osaka 2025, que he visitado recientemente, han elegido como lema “Diseñar la sociedad del futuro e imaginar nuestra vida de mañana”. Como cabe imaginar, los países participantes han llevado a Japón sus ideas, realizaciones y proyectos de futuro, valiéndose, para presentarlos, de los innumerables recursos audiovisuales que hoy permiten impactar al visitante de tantas formas posibles.
Mas no han dejado de estar en la isla de Yumeshima, sede de la Expo, elementos significativos del pasado: el “Codex Atlanticus”, de Leonardo da Vinci; un sillar del templo de Jerusalén; unas manos entrelazadas, de Rodin; una quimera de Notre Dame de París; un Descendimiento de la cruz, de Caravaggio; los primorosos encajes de Gorizia; los relieves de Aquileia; los mosaicos de Spilimbergo; las bellezas paisajísticas y arquitectónicas de las regiones de España, por poner algunos ejemplos… Y, por supuesto, la gastronomía, el folklore, los jardines… ¡Cómo no va a informar nuestro sólido, rico y denso pasado a nuestro futuro en ciernes!
En el Día Internacional de los Museos ha sido presentado, en el de la Iglesia, ante los medios de comunicación social, el convenio suscrito entre el Arzobispado de Oviedo y la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias para la formación, en el Museo de la Iglesia, de alumnos en prácticas de los Estudios Superiores de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, en la especialidad de Escultura, Pintura y Documento Gráfico.
Nos complace ofrecer este espacio que, en el marco único de la catedral de Oviedo, contiene tanta belleza, amada y preservada, a los estudiantes de las Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias, para que, bajo la dirección de las personas que se ocupan del Museo de la Iglesia y de las labores de restauración en el taller anejo, se inicien, no sólo en las técnicas del cuidado de las piezas que van a ser confiadas a sus trémulas manos de discentes para que las devuelvan a su prístina hermosura, sino la contemplación de su, a pesar del paso del tiempo, inmarcesible belleza.
Jorge Juan Fernández Sangrador
Vicario Episcopal de Cultura y de Relaciones Institucionales
En Oviedo, en el Museo de la Iglesia, a 19 de mayo AD 2025

