De todas estas terrazas de verano, en la hermosa noche de Oviedo, nos fueron echando a los clientes: bien dejando de servirnos, bien recogiendo estrepitosamente las mesas y las sillas, bien avisando de que iban a cerrar, … En fin, Oviedo no es ciudad para salir a tomar nada después de las diez, porque le harán ver a uno que es un incordio y que están deseando que se largue. Antes no era así. En lo de cobrar caro tampoco se muestran particularmente indulgentes. Coherencia no falta, no. Es opinión general el que se están precipitando por una pendiente que los llevará al cierre y a la extinción. Una pena.





De las malas caras y peores contestaciones que dieron los que atendían el comedor, a la hora de la cena, a unos educadísimos visitantes italianos que venían entusiasmados a conocer Oviedo, mejor no hablar.
