Los vecinos del Arzobispado

Ya es tener mala pata.

Y para colmo arriman las mesas y las sillas del negociete al muro del Arzobispado, en vez de ocupar el espacio de entrada a su antro. Ese espacio en el que se solaza la clientela, que es más bien poca, lo cedió el Arzobispado, con el retranqueo del muro, para ampliar la calle. Y total mira para qué.