En el suplemento dominical para Oviedo del diario El Comercio (6 de noviembre de 2022, p. 10) viene una entrevista al escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955):
«Uno de los artistas españoles más reconocidos. De medio mundo le llegan encargos de grandes esculturas públicas. Y en febrero se enfrentará a ‘Macbeth’ como director de escena, escenógrafo y figurinista. Feliz con su nuevo proyecto: ‘La puerta del Alma’ para la Basílica de la Vera Cruz, en la ciudad santa de Caravaca.
Viste de negro riguroso. Movimientos pausados. Artista de enorme éxito. La entrevista es en un espacio mágico próximo a la Basílica de la Vera Cruz, a la que él aportará un distinguido toque contemporáneo.»
¿En qué consistirá el toque contemporáneo? Lo confiesa claramente:
«La Basílica [de la Vera Cruz] es extraordinaria, y lo que representa tanto ella como esta ciudad santa también, pero tengo que decirle que lo que me convenció para realizar el proyecto fue la gente de aquí, los miembros de la Cofradía de la Vera Cruz. Desarrollamos un proyecto que me excita mucho, a mí que estoy más interesado en la espiritualidad que en la religión. Ellos tienen una voluntad ecuménica que aplaudo: cualquier persona de cualquier lugar, religión y cultura que quiera compartir su espiritualidad en este lugar, es bienvenida.
Me dieron la oportunidad de proyectar una puerta. Yo no quiero una puerta que cierre, yo quiero una puerta que cuando se abra parezca que te está abrazando e invitándote a entrar. Una puerta que estuviera a la altura de la Basílica, pero también a la altura de mi ambición por dejar clara esta información: no quiero saber de dónde venís ni quiénes sois (Nota del bloguero: ¡¡¡Haaalaaa!!!) lo importante es que habéis venido y estamos juntos. La mano de un Cristo Bendiciente es la protagonista de la puerta, que no rechaza ni tampoco escoge. Cuando se abre, la mano esculpida se expande convirtiéndose en el Cristo de amor generoso que protege y abraza a toda la Humanidad.
–¿Proyectaría una obra para una mezquita o una sinagoga?
–Si me lo encargara gente tan maravillosa como la que he encontrado aquí, sin ningún problema.»
No le interesa la Religión. Vale. Es cosa suya. Y no será ni el primero ni el último. Lo que deseamos saber es: ¿cuánto va a cobrar de la Religión por realizar una obra que difumine, descolore y, a ser posible, oculte la verdadera faz de la Religión?
Y, ya de paso, la cofradía, que parece estar encantada con el proyecto, que nos lo aclare: ¿qué le interesa más: la Espiritualidad o la Religión?
Como se entere Ratzinger.

