Hoy, treinta y uno de octubre, se cumplen cuarenta años de la llegada del papa Juan Pablo II a España. Ningún sucesor de Pedro había pisado antes suelo español –primus omnium pontificum, proclama el victor que le dedicó la Universidad Pontificia de Salamanca-; pronunció, en diez días, cuarenta y seis discursos, que constituyen un auténtico tesoro magisterial; y la movilización de fieles fue espectacular.
Con aquel viaje apostólico, el más importante de cuantos realizó Juan Pablo II a nuestro país, se introdujo un dinamismo nuevo en la vida de la Iglesia. De él emanó el primer programa pastoral de la Conferencia Episcopal Española, al que se dio el título de La visita del papa y el servicio a la fe de nuestro pueblo, y la instrucción Testigos del Dios vivo. Reflexión sobre la misión e identidad de la Iglesia en nuestra sociedad. La eclesialidad de la fe y la misión evangelizadora se convirtieron, a partir de entonces, en los puntos principales en torno a los cuales habrían de girar la reflexión y la acción de la Iglesia española. Y ello hasta el presente.
Jorge Juan Fernández Sangrador
