En un espacio culturalmente «top», el de los Masaveu, en la Feria Internacional de Muestras de Gijón, hay una sala en la que se le rinde homenaje al padre de la genética: el sacerdote agustino Gregor Mendel (1822-1884). Clérigo, científico y el que propuso las primeras leyes de la herencia, de las que ahora todo el mundo bebe. Si es que lo que ha hecho la Iglesia por la ciencia es impagable e inabarcable.
