Monseñor Gabino Díaz Merchán, natural de Mora, provincia de Toledo, y arzobispo emérito de Oviedo, será inhumado en la capilla de Nuestra Señora de Covadonga de la Catedral de San Salvador de Oviedo. ¿Por qué ahí?
En primer lugar, por su devoción hacia la Santina, ante la cual celebró, el 20 de septiembre de 1969, en el altar de la Santa Cueva de Covadonga, la Santa Misa. Fue su primer acto solemne como arzobispo de Oviedo.
En segundo lugar, porque en esa capilla se hallan los restos mortales del protomártir asturiano san Melchor García Sampedro (1821-1858), también conocido como san Melchor de Quirós, mártir en Vietnam y canonizado por Juan Pablo II en 1988.
En tercer lugar, por la proximidad a la Cámara Santa, en la que se guardan el Santo Sudario de Cristo y otras santas reliquias, así como las cruces de la Victoria y de los Ángeles.
En cuarto lugar, por la significación toledana del espacio. Hoy es capilla de Nuestra Señora de Covadonga. Anteriormente, de San Ildefonso, obispo de Toledo, quien recibió, de manos de la Virgen María, una casulla, la cual figuró en la lista de reliquias de la Catedral.
La capilla primitiva, sobre la que luego se realizaron diversas actuaciones, hasta quedar configurada como está en la actualidad, fue erigida por el obispo toledano don Gutierre (1330-1389). De aquí el nombre también de capilla de don Gutierre. Hasta que fueron retirados de allí, sus restos mortales se encontraban en una de las hornacinas que hay en lo alto del muro.
Y en esa capilla, que es mariana, relicario y toledana, será en donde Monseñor Gabino Díaz Merchán, espere, junto al último arzobispo diocesano fallecido, Monseñor Francisco Javier Lauzurica Torralba (1890-1964), la resurrección de la carne.
Jorge J. Fernández Sangrador
La Nueva España, viernes 17 de junio de 2022, p. 19
